Oíd¡mortales! el grito sagrado:
¡Libertad, Libertad, Libertad!
Oíd el ruido de rotas cadenas:
Ved en trono a la noble Igualdad.
¡Ya su trono dignísimo abrieron
Las provincias unidas del Sud!
Y los libres del mundo responden:
¡Al Gran Pueblo Argentino Salud!
Sean eternos los laureles
Que supimos conseguir.
Coronados de gloria vivamos
O juremos con gloria morir
HIMNO A SAN
MARTÍN
Yerga el Ande su cumbre
más alta
de la mar el metal de su
voz
y entre cielos y nieves
eternas
se alce el trono del
Libertador.
Suenen claras trompetas de
gloria
y levanten un himno
triunfal
que la luz de la historia
agiganta
la figura del Gran
Capitán.
De las tierras del Plata a
Mendoza,
de Santiago a la Lima
gentil
fue sembrando en la ruta
laureles
a su paso triunfal San
Martín.
San Martín, el señor en la
guerra
por secreto designio de
Dios
grande fue cuando el sol
lo alumbraba
y más grande en la puesta
del sol.
Padre augusto del pueblo
argentino,
héroe magno de la
libertad,
a su sombra la Patria se
agranda
en virtud, en trabajo y en
paz.
¡San Martín! ¡San Martín!
que tu nombre honra y prez
de los pueblos del Sur
asegure por siempre los
rumbos
de la patria que alumbra
tu luz
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Aquí
está la bandera idolatrada
la
enseña que Belgrano nos legó
cuando
triste la patria esclavizada
con
valor su vínculo rompió.
Aquí
está la bandera esplendorosa
que
al mundo con sus triunfos admiró,
cuando
altiva en la lucha y victoriosa
la
cima de loa Andes escaló.
Aquí
está la bandera que un día
en
la batalla tremoló triunfal.
y
llena de orgullo y bizarría
a
San Lorenzo se dirigió inmortal.
Aquí
está como el cielo refulgente
ostentando
sublime majestad
después
de haber cruzado el Continente
exclamando
a su paso:¡Libertad!
¡Libertad!
¡Libertad!.
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Salve
Argentina, bandera azul y blanca,
jirón
del cielo en donde impera el sol;
tú
la más noble, la más gloriosa y santa
el
firmamento su color te dio. (x3)
Yo
te saludo, bandera de mi patria,
sublime
enseña de libertad y honor
jurando
amarte como así defenderte
mientras palpite mi fiel corazón.
Tras su manto de neblinas
no las hemos de olvidar
"Las Malvinas
Argentinas"
clama el viento y ruge el
mar.
Ni de
aquellos horizontes
nuestra enseña han de
arrancar,
pues su blanco está en los
montes
y en su azul se tiñe el
mar.
Por ausente, por
vencido
baja extraño pabellón
ningún suelo más
querido,
de la Patria en la
extensión.
Quien nos habla aquí de
olvido
De renuncia de perdón
ningún suelo más querido,
de la Patria en la
extensión.
Rompa
el manto de neblinas
como un sol nuestro ideal,
Las Malvinas Argentinas,
en dominio ya inmortal.
Y ante
el sol de nuestro emblema
pura, nítida y
triunfal
brille, ¡Oh Patria! en tu
diadema
la perdida perla austral.
Para honor de nuestro
emblema,
para orgullo nacional,
brille, ¡Oh Patria! en tu
diadema
la perdida perla
austral.
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Fue la lucha tu vida y tu
elemento,
la fatiga, tu descanso y
calma
la niñez, tu ilusión y tu
contento,
la que al darle el saber
le diste el alma.
Con la luz de tu ingenio
iluminaste
la razón, en la noche de
ignorancia.
Por ver grande a la patria
tu luchaste
con la espada, con la
pluma y la palabra.
En su pecho la niñez de
amor un templo
te ha levantado y en él
sigues viviendo,
y al latir, su corazón va
repitiendo:
"¡Honor y gratitud al
gran Sarmiento!"
¡Gloria y loor! ¡Honra sin
par
para el grande entre los
grandes,
padre del aula, Sarmiento
inmortal!
¡Gloria y loor! ¡Honra sin
par!
Febo
asoma; ya sus rayos
iluminan el histórico convento;
tras los muros, sordo ruido
oír se deja de corceles y de acero;
son las huestes que prepara
San Martín para luchar en San Lorenzo;
el clarín estridente sonó
y la voz del gran jefe
a la carga ordenó.
Avanza
el enemigo
a paso redoblado
al viento desplegado
su rojo pabellón.
Y nuestros granaderos,
aliados de la gloria,
inscriben en la historia
su página mejor.
Cabral,
soldado heroico,
cubriéndose de gloria,
cual precio a la victoria,
su vida rinde, haciéndose inmortal.
Y allí, salvó su arrojo
la libertad naciente
de medio continente.
¡Honor, honor al gran Cabral!
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